Alfabetización tecnológica

1. Alfabetización informacional

Es idea común que el progreso de las sociedades va unido a las esfuerzos realizados por éstas para que la alfabetización penetre en todas las capas de la población. Sin embargo, parece que existe, en la actualidad, cierta resistencia en los centros educativos a reconsiderar el proceso de alfabetización tradicional, esto es, en perseguir ahora como meta la denominada alfabetización informacional. La alfabetización informacional es definida por CILIP (Chartered Institute of Library and Information Professionals, UK) del modo siguiente:

Si coincidimos en esta visión enriquecida de los procesos de alfabetización en las sociedades modernas, parece también incuestionable que la alfabetización informacional en una sociedad del conocimiento como la actual ha de ser instrumentada tecnológicamente (vid. estándares UNESCO de competencia en tic para docentes, o los de la OCDE, o estándares ISTE para docentes, o ACTIC en Cataluña).

Y más allá de lo que nos indique el currículo actual (tratamiento de la información y competencia digital) o el reciente Reglamento Orgánico de los centros de Secundaria en Andalucía (art. 9n), existe una imposición para nosotros, como docentes, más apremiante para dar ese paso: los alumnos.

2. Los alumnos

Quizás si vemos vídeos de alumnos norteamericanos, de difusión viral, podamos pensar que muestran una realidad muy alejada de la situación en las aulas españolas:


Sin embargo, basta con hojear un informe español- si nos resistimos a contemplar nuestro más cercano entorno- de la Fundación Telefónica publicado en 2009, La Generación interactiva en España, para espigar los siguientes datos:



Por cierto, estas gráficas son coincidentes con las que se nos ofrecen en el documento Actividades y usos de TIC entre las chicas y chicos en Andalucía: informe 2010.

Pero si aún nos empecinamos en negar la validez de estos datos por nuestra desconfianza de las estadísticas, es suficiente con que preguntemos directamente a nuestros alumnos:





3. Apoyos y obstáculos

Con el fin de lograr ese objetivo, la alfabetización informacional, podemos señalar varios factores cooperantes:

a) Las administraciones educativas. En España tanto el Ministerio de Educación (Educacontic, ITE) como la Consejería de Educación (Escuela TIC, blog, Mochila ESO) impulsan (y reconocen, Buenas prácticas 2.0) este proceso. Cierto que podemos desconfiar, enjuiciar críticamente... estas medidas, pero es incuestionable que existe una política educativa activa.
Dicho sea de paso, un modelo ejemplar, a diferencia del español, parece ser el modelo uruguayo, Plan Ceibal (y 2, y 3). En mi opinión, además de no invertir todo lo necesario en la conectividad de los equipos, uno de los pilares más débiles del proyecto Escuela TIC 2.0 es la deficiente política formativa de los docentes.

b) La facilidad de uso de la tecnología. Muy recientemente (la mayoría de los servicios web 2.0 apenas superan el quinquenio), se ha producido un cambio de la denominada web 1.0 a la web 2.0. Aunque existe abundante literatura al respecto, lo más relevante, en mi opinión, de la web 2.0, desde el punto de vista educativo, es que se trata de herramientas de muy fácil uso por lo que los usuarios- profesores y alumnos- pueden producir y publicar - universalmente- sus contenidos; que son de carácter gratuito (muchas de ellas con opciones específicas para educadores) y que facilitan la comunicación e interacción entre los usuarios que, además, hemos entronizado el verbo COMPARTIR (licencias Creative Commons).

No obstante, no me parecería honrado ocultar las dificultades:

1. La deficiente conectividad. En la actualidad un ordenador sin una conexión a internet rápida y estable (web 2.0) es una máquina bastante limitada. Si no se realizan las inversiones pertinentes que garanticen un ancho de banda suficiente, el recurso al trabajo en local empobrecerá las posibilidades educativas de la tecnología.

2. La organización educativa y formación de los docentes. Si el profundo cambio (casi revolución) que se exige a los enseñantes se confía únicamente a su profesionalidad y servicio vocacional (sacrificio de tiempo libre, mayor y diferente dedicación -comunicaciones síncronas y asíncronas con los alumnos-, inversiones propias en tecnología ..), parece difícil alcanzar ese objetivo. A ello se suma que,  pese a que se declara en un congreso europeo de 2010 como Modelos de integración de las tic en educación:

La integración de las TIC es un proceso individual de cada profesor y hay que realizarla entre iguales con ayuda de otros docentes ya experimentados.

De modo análogo, Francesc Pedró subraya el liderazgo para la generalización de las buenas prácticas en direcciń hacia una innovación sistémica en ámbitos escolares:
El análisis de las buenas prácticas en materia de tecnología y escuela muestra que uno de los factores más importantes es el maridaje entre el compromiso profesional docente, con un marco institucional favorable y un liderazgo escolar que le apoye. Si realmente se desea que las buenas prácticas se generalicen, el sistema escolar en su conjunto debe ser permeable a la innovación sistémica; es decir, debe contar con herramientas que permitan examinar con realismo en qué tareas o para qué problemas docentes pueden existir soluciones tecnológicas apropiadas, que mejoren la eficiencia del trabajo escolar o, sencillamente, que lo hagan aún más interesante.


La Consejería de Educación en el curso 2010 elimina en junio la coordinación tic de los centros y, posteriormente, en julio, reduce, en mi centro, a menos de un tercio la disponibilidad horaria de esta trascendental figura.  ¡Y ese año 2010 es el primero en que se generaliza en Secundaria la incorporación de los ordenadores a los centros educativos!

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